agosto 2019
Hasta el Puente Blanco, por el recuerdo y la reivindicación
A continuación, UAP Noticias comparte este sentido relato del Dr. Luis Flores, ex alumno del Colegio Adventista del Plata, promoción 1967, y presidente del Colegio de Médicos de la Provincia de Misiones.
«Un soleado domingo de noviembre, a fines del año 1967, cuando tenía 17 años, decidimos, con algunos compañeros de internado, correr ida y vuelta hasta el Puente Blanco. Era una de las pocas oportunidades que teníamos de salir del predio del Colegio y lo tomábamos como una pequeña hazaña.
Estábamos poco entrenados. La actividad física era reducida en el Colegio. Jugábamos por ahí a la pelota paleta teniendo como frontón la parte de atrás del Hogar viejo, al básquet y a la “manito” (una especie de tenis sin red, a mano pelada y con una pelota maciza), en los recreos.
Llegamos al Puente Blanco jadeando. Miramos el arroyo, hicimos algún comentario e iniciamos el regreso. Por la mitad de la subida, tuve que parar para recuperar el aire y ya no pude correr más; volví caminando y cansado.
A las 17:00, del 26 de noviembre de 2010, momentos antes del encuentro, con mis 60 años, crucé el pórtico de la UAP. Un personal de seguridad me detuvo para preguntarme si me podía ayudar en algo y dónde me dirigía. Fue como una molestia para mis recuerdos. Le contesté que no necesitaba nada. Me volvió a preguntar si quería visitar algún lugar, le dije que sí, que iba al Hogar de varones y guardé silencio. Me miró y al verme impertérrito me hizo su última pregunta: ¿Usted es exalumno?”. Sí, le contesté y quiero hacer algo que no pude hacer en 43 años, en 1967: correr desde el Hogar de varones hasta el Puente Blanco ida y vuelta, sin parar. El guardia se sonrío y me dejó pasar.
Pisé la escalinata y después de algunos estiramientos inicié la corrida del Recuerdo y la Reivindicación. Con mis primeros pasos sentí emoción. Me hice el adolescente e instado por el calor, me saqué la camiseta. Al rato, la concentración de mi empeño hizo que no pensara nada más hasta llegar al remozado Puente Blanco. Allí traté de recordar a mis amigos de aquella corrida; me pareció que eran Juan Carlos Canale, Eduardo Iuorno y algún otro. Inmediatamente inicié el regreso. A mitad de la subida, donde creí haber parado en aquel entonces, me sonreí burlándome del Lucho, hace 43 años. Sabía que ahora lo haría mejor y que no me detendría de ninguna manera o en ninguna circunstancia. Al llegar al pórtico de entrada saludé al guardia, que me respondió efusivamente y sentí una emoción, casi hasta las lágrimas. Llegué a la escalinata del Hogar y me agaché a besarla. Algunos muchachos y chicas me miraron furtivamente.
Feliz y sonriente, me llevé, en mi mente, el trofeo de la Reivindicación y el Recuerdo.
Dr. Luis Daniel Flores