Acertar profesión, una hoja en la tormenta
19
septiembre 2019

Acertar profesión, una hoja en la tormenta

El Ing. Claudio Bracalenti, docente de la carrera de Ingeniería en Sistemas en la Universidad Adventista del Plata (UAP), conversó con UAP Noticias sobre el trascendente proceso de elegir una carrera universitaria. Además, explicó las competencias de la Ingeniería y la tarea de ser docente.

«Escoger una profesión es una decisión de vida que, según el transcurso del tiempo, debe ser tomada a una edad en la que los jóvenes tienen puesta la cabeza en otra cosa; por eso, requiere un momento de reflexión y discusión con padres, amigos y personas de opinión relevante», reflexionó el docente.

Respecto de principios orientadores por considerar para la mejor elección de una carrera, el Ing. Bracalenti respondió: «Son tres los ejes centrales a la hora decidir. Primero: ¿será grato transitar varios años en una universidad, aprendiendo una labor en particular? Es decir, ¿me gustará cursarla? Es importante responder esta cuestión afirmativamente, porque el esfuerzo es excluyente, y no hay esfuerzo posible si colapsa con nuestros intereses. La segunda cuestión es: ¿me va a gustar trabajar de eso? Hay que recordar que, el ejercicio profesional se enfrenta seis días a la semana, por lo tanto, es vital que se proyecte el desarrollo de la carrera escogida. Y, finalmente, hay que cuestionar: ¿cuán rentable va a ser esta elección? Porque a medida que obtenemos lo que queremos, aportamos a nuestra felicidad». Sobre este tópico, el docente concluyó: «Hay gente que define la felicidad como la distancia que media entre lo que deseamos y lo que tenemos, y una vida de frustración puede no corresponderse con años dedicados al estudio».

Acerca de las vivencias que la ha permitido desarrollar su profesión, el Ing. Bracalenti comentó: «Es un montón de plastilina con la cual armamos el mundo como queremos; ser ingeniero es como volver al jardín de infantes y hacer ositos, solamente que ahora los ositos se mueven, e incluso pueden pensar. Es tener el universo a disposición, la capacidad de idear y materializar eso. Es desafiante y divertido a la vez».

Ante la pregunta sobre cómo se decidió a estudiar ingeniería, el profesional expresó «Por la suma de los pequeños accidentes de la vida, no tenía otro destino que estudiar esta disciplina. Es muy loco, porque mis padres trabajaban en ambientes industriales, eran obreros, y miraban a los ingenieros como algo magnífico y lejos de sus posibilidades; entonces, no sé si fue vocación o una cuestión inducida, ya que se fue generando una sensación de darlo por sentado porque no era un tema que se conversara. Con el tiempo, tuve mi rebeldía con respecto a la profesión, porque me decía: “¡va a ser simplemente un paso más para irme a estudiar física nuclear al Instituto Balseiro!” Hasta que empecé a trabajar y el Balseiro me quedó muy lejos; así que, me concentré en mi carrera y la disfruté mucho. Puedo decir que mi elección es “una hoja en la tormenta”; podría haber decidido cualquier otra opción».

El Ing. Bracalenti explica las razones para pensar en estudiar Ingeniería: «Quien decide imbuirse en este mundo sabe que “Ingeniero se es”, es decir, es una forma de enfrentar la vida, es un gusto por resolver dificultades. La gente que te acompaña en el ambiente tiene el mismo gusto que tenés vos, y no es un ambiente nerd, más bien uno distendido donde la diversión es un problema práctico que tiene que ser abordado y resuelto. La carrera tiene asignaturas muy lindas y desafiantes, aunque el prejuicio de la matemática se debe a cómo ha sido inculcada desde la primaria, porque en Ingeniería en Sistemas, por ejemplo, hacia el final de la carrera lo más difícil que hacemos es sumar 2 + 2. Es decir, en lo cotidiano, tiene menos matemática que otras Ingenierías». El docente continuó: «Si hablamos de la salida laboral, es extremadamente amplia porque se puede trabajar en el campo de la investigación, en industrias privadas, en empresas públicas y en la docencia. Se cuenta con pleno empleo debido a que en Argentina hay déficit de profesionales: sólo para Ingeniería en Sistemas hay veinte mil puestos laborales sin cubrir, mientras que en Europa, son ochocientos mil. Por lo tanto, si a un ingeniero no le gusta su rama de trabajo la cambia, porque tiene opciones». Respecto de la rentabilidad, el Ing. Bracalenti concluyó: «Es altísima respecto a otras profesiones, no vamos a ser ricos como ingenieros, salvo que tengamos una idea maravillosa, pero la profesión tiene una capacidad de cambio que supera, incluso, a la Medicina. Un ingeniero se puede reformular a sí mismo en distintos momentos de su caminar profesional, entonces, en definitiva, uno primero es ingeniero y después es “ingeniero en algo” y eso te permite buscar caminos de rentabilidad que se adecuen a lo que cada uno necesita».

Este docente de 26 años de recorrido en la UAP comentó sobre lo más destacado que tiene dicha carrera en esta Casa de Estudios: «Sin dudas lo mejor es el campus: es un crisol de etnias, costumbres, países. Ofrece una experiencia tan enriquecedora el estar en contacto con cerebros superlativos, constituyendo esto una ventaja competitiva diferencial respecto de cualquier otra casa de estudios en el país. La carrera está muy bien formulada y no carece de medios, cuestión determinante en esta área de estudio porque hace a la calidad de la educación que se puede brindar. Creo que la UAP, en este sentido, tiene un potencial inmenso para crecer hasta donde den los límites». Y al mencionar la tarea docente, Claudio Bracalenti reflexionó: «Fue un flechazo, la busqué y la encontré. Es la cosa más maravillosa que hay sobre la faz de la tierra, porque estás en contacto con lo más granado de la sociedad, los mejores cerebros están a tu lado: jóvenes y desafiantes».

La UAP desea contribuir a la felicidad integral del ser humano sosteniendo la convicción de guiar el caminar académico de sus alumnos.