26
octubre 2023

«Nunca me imaginé estar aquí»

Débora Canel (30) y David Ibáñez (33), su esposo, vinieron desde Córdoba Capital a la Universidad Adventista del Plata (UAP) este año con el deseo de seguir la voluntad de Dios en su vida. UAP Noticias dialogó con ella sobre esta decisión que transformó la vida de ambos.

Hoy en día ella está trabajando como empleada en la Universidad Adventista del Plata (UAP), en el área de ServiLimp. Actualmente, está terminando la carrera de Lic. Trabajo Social, en la Universidad Nacional de Córdoba.

Débora cuenta sobre su historia de vida:<< Soy adventista de cuna, así que a la UAP siempre la escuché nombrar y he venido en distintos campamentos, pero las actividades se hacían mayormente en el Club 3 C. No conocía muchos lugares, y también cambiaron muchas cosas en ese tiempo, como los edificios. Recién cuando me mudé para acá, este año empecé a percibir más>>.

<<Hace dos años (2021 y 2022) veníamos orando con mi esposo porque él sentía la necesidad de involucrarse más en la misión. Él sentía que lo que hacía no era suficiente: es docente de primaria y estuvo cinco años dando clases y el último año estuvo trabajando en la escuela adventista en Alta Gracia. Notaba que quería dar clases de Biblia todo el tiempo, y no podía porque tenía que dar las otras materias. Incluso, las tareas de la iglesia no le satisfacían: necesitaba hacer más. Ese sentimiento cada día florecía cada vez más fuerte y él no lo podía manejar: le producía malestar. Entonces, empezamos a orar por este motivo. La verdad que nunca me imaginé estar acá, era lo último que queríamos. Más que la decisión de venir fue la decisión de aceptar la voluntad de Dios: orando y pidiendo a Dios que nos mostrara que era lo que Él quería. Nos mostró que teníamos que venir acá>>, reflexiona Débora.

Débora Canelo y David Ibáñez.

Ella agrega que David, su pareja, no quería seguir estudiando y que ella nunca quiso ser esposa de pastor: <<Hice todo lo que estaba a mi alcance para evitarlo>>, ríe recordando la anécdota. <<No era una opción para nosotros, nunca nos vimos en esta situación. De hecho, cuando empezamos a orar pensé que sí, lamentablemente, existe esa posibilidad, y desde ese momento empecé a llorar. Me lamenté que estuviese la posibilidad, yo estaba muy negada>>.

<<Nos costó mucho ver la respuesta de Dios: estábamos mirando para otro lado. Hubo un pastor que se acercó a nuestra iglesia y le dijo que había un proyecto de evangelismo.  Entonces, pensamos que esa era la respuesta>>, declara la cordobesa. <<Yo oré y le pedí a Dios que hasta el viernes siguiente (era martes) que caiga el sol si el pastor no responde, voy a entender que la respuesta es Teología. Pasaron los días y cayó el sol, hicimos nuestro culto y yo le pregunté si el pastor le había respondido y me dijo que no. Tiene que ser Teología, pensé. Pero, fue todo un proceso aceptarlo. Tuve que aceptar que tengo que ser capacitada en el área de ser esposa de pastor: tengo que estar preparada mentalmente para muchas cosas como las mudanzas, las distancias… Finalmente, vinimos a Libertador para que él estudie Teología, y aún resonando en mi mente que no pensábamos en salir de Córdoba >>, afirma Débora Canel.

Luego, nos relata su experiencia en el colportaje durante el verano del 2022-2023 (dic-marzo). <<Salimos de trabajar y nos fuimos a colportar: fue muy agotador. Colportamos en Córdoba Capital: Argüello norte, Villa Allende Parque. Para David también fue una prueba porque dependíamos totalmente del colportaje para estudiar. Él bonificó media beca. Dios nos fue respondiendo con mucho amor. Inclusive, entré a trabajar a la semana de estar acá. Entré a Servilimp trabajando ocho horas durante tres meses y después pedí una disminución horaria para terminar mi tesis. Aunque, desde la facultad me dijeron que no podía hacer mi tesis porque no iban a extender más el plazo., Dios obra de formas distintas: no sé qué va a pasar con mi carrera el año que viene, ya que no puedo hacer la carrera a distancia. Es un cambio para procesar>>, expresa Canel.

<<Pienso en todo el proceso de estar acá: Dios tiene un propósito con cada uno de nosotros, está en cada uno aceptarlo o no. No siempre es fácil aceptarlo. Otra cosa que aprendí es a depender completamente de Dios, por ejemplo, en mi felicidad. Me di cuenta de que dependía de las personas que estaban a mi alrededor, no de Dios. Lo primero que sentí fue tristeza porque mi familia está allá, y el lugar a donde pertenecía. Ahí me di cuenta de que Dios no era mi felicidad, y que yo tengo que estar feliz donde Dios está conmigo, no importa dónde sea. Yo aprendí en lo emocional a depender de Dios: creo que es algo difícil porque lleva más tiempo>>, revela Débora.

Por último, la cordobesa concluye: <<Al salir de mi zona de confort, aprendí que mi felicidad tiene que venir de Dios, a no depender de las personas más allá de los vínculos que yo tenga>>.

La universidad es un ámbito que congrega a estudiantes de diferentes lugares que buscan un futuro de excelencia y servicio, experiencia que se vive en este campus que celebra ciento veinticinco años de trayectoria bajo una misión y visión, que fundamenta su identidad confesional.