23
septiembre 2022

Tiempos de pioneros

La Universidad Adventista del Plata (UAP) celebra el 26 de septiembre sus 124 años de historia. Momento oportuno para repasar la gesta de los pioneros y rememorar aquellos tiempos singulares que siguieron a su creación. UAP Noticias recuperó este texto del Dr. Daniel Plenc, publicado en 2017.

El primer estudiante fue, como muchos saben, Luis F. Ernst (1874-1952), un joven uruguayo de 24 años que deseaba prepararse para ser misionero. Lo recibió Frank Henry Westphal (1858-1944), primer pastor y mentor de la educación adventista en América del Sur. La institución comenzó sus clases en Las Tunas, Santa Fe, en 1899 y continuó en Camarero, Entre Ríos, en 1900. Fue llamado Colegio Adventista del Plata (CAP), en 1908 y Universidad Adventista del Plata, en 1990.

Los primeros tiempos

La decisión de crear el colegio se tomó en Crespo, Entre Ríos, con el apoyo de un grupo de adventistas de Entre Ríos y Santa Fe. Al acuerdo siguió una sumatoria de donaciones fundacionales: Jorge Lust donó diecisiete hectáreas de tierra, Pedro Peverini y otros se ofrecieron a colaborar con el trabajo y Domingo Daliesi regaló los árboles. Cinco miembros de la iglesia de Crespo recorrieron un día las tierras prometidas para el colegio y junto al pastor Westphal se arrodillaron en la parte más elevada de la colina para pedir la bendición de Dios.

El pastor Nelson Z. Town y su esposa Sadie Graham dirigieron los primeros cursos del Colegio. El mismo director dejó registro de los apellidos de los seis primeros estudiantes: Diriwachter, Streuli, Rostán, Hammerly, Guerin y Peverini. Mientras tanto en Entre Ríos iban acarreándose los primeros 80.000 ladrillos para el colegio. En octubre de 1899 se inició la construcción y el 18 de abril de 1900 el colegio abrió sus puertas.

Los directivos del colegio

La nómina de quienes dirigieron la institución es la siguiente: Nelson Z. Town (1898-1901), Arturo Fulton (1902-1906), Robert H. Habenicht (1907-1908), Walton C. John (1908-1912), Harland U. Stevens (1913-1919), Jess S. Marshall (1920-1933), John M. Howell (1934-1937), Jaime T. Thompson (1937), Ellis R. Maas (1938-1940), Tomás W. Steen (1941-1943), Fernando Chaij (1944-1946), Walton J. Brown (1947-1951), Héctor J. Peverini (1952-1955), Manuel F. Pérez (1956-1961), José Tabuenca (1962-1969), Egil H. Wensell (1970-1974), Manuel F. Pérez (1975), Egil H. Wensell (1976-1978), Isidoro Andrés Gerometta (1979-1982), Edwin I. Mayer (1983-1985), Emilio E. Vogel (1986-1989), Carlos Morales (1990-1993), Luis A. Schulz (1993-2005), Oscar A. Ramos (2005-2016), Horacio Rizzo (2016-).

Estudiantes y misioneros

Al comienzo los alumnos eran pocos; pronto llegaron a 50 y luego a 100 en los primeros años del siglo XX. La mitad de ellos hacía cursos misioneros. Ya antes de 1912, el Colegio informó de algunos egresados que estaban sirviendo como misioneros en Argentina, Paraguay y Uruguay. Entre ellos se recuerda a Luis Ernst, Julio Ernst, Santiago Mangold, Emma Köhli, Ignacio Kalbermatter, Godofredo Block, Luis A. Rojas y Arturo Leroy Westphal. Luego de ese año terminaron, por ejemplo, Judson P. Habenicht, hijo del Dr. Robert H. Habenicht, fundador del Sanatorio Adventista del Plata (SAP), José Iuorno, José D. Replogle, Daniel Weiss y Jorge Block. En esos años las graduaciones del CAP y de la Escuela de Enfermería del SAP solían ser conjuntas y se realizaban en la capilla del colegio.

Desarrollos institucionales

El edificio original del Colegio Camarero tenía seis piezas y servía para todos los usos. Las paredes eran de ladrillos asentados en barro y el techo de chapas. La sala de clases tenía cinco por nueve metros. Esa primera construcción en forma de «U», de 24 metros de frente y 6,5 de ancho, prestó un prolongado y variado servicio hasta su demolición en 1937 (los ladrillos se utilizaron en la construcción del taller). La maqueta conmemorativa, cerca del Salón de los Pioneros, fue erigida sobre los cimientos de una de las esquinas del edificio. Entre 1907 y 1908 se construyó un nuevo edificio (hoy Escuela de música), de dos pisos de 15 por 15, con aulas y oficinas, parte del cual sirvió como salón de actos públicos y capilla. El Hogar de niñas con cocina y comedor se inauguró en 1915, mientras los varones usaban el primer edificio, hasta que el nuevo dormitorio comenzó a usarse en 1922. En esa década de 1920 se ahondó un pozo y se construyó la torre de quince metros, con cuatro pisos y un tanque de agua. En 1927 se le añadió la campana.

Datos curriculares

En los primeros años no había grados de instrucción ni un programa específico de estudios. El mismo comenzó a definirse cuando se separó a los alumnos en menores y mayores. En tiempos de Walton C. John se organizó la escuela primaria con seis grados (en ocho años) de estudio y el secundario (que, con algunas materias adicionales, constituía el Curso Misionero) con cuatro años. El curso secundario de cinco años tuvo reconocimiento oficial en 1945. La enseñanza superior surgió en los años 1920, cuando el CAP comenzó a ofrecer un Curso Normal, un Curso Comercial, un Curso Ministerial (Teología) y uno para instructoras bíblicas. El nivel terciario se inició con dos años (recién en 1959 se ofreció un curso de Teología de cuatro años).

Agrupaciones misioneras

Las actividades misioneras organizadas acompañaron la institución desde sus comienzos. Entre los primeros organismos exitosos pueden citarse la Sociedad Misionera (1909-1924), la Sociedad Misionera Pastoral (1924-1935), la Sociedad de Estudiantes Misioneros (1935-1972) y la Misión Estudiantil del Plata (desde 1973). La Sociedad de Estudiantes Misioneros tuvo incluso su propia editorial, por medio de la cual algunos de los profesores publicaron sus contenidos académicos. Docentes como Daniel Hammerly Dupuy, Werner Vyhmeister, Víctor E. Ampuero Matta, Alcides J. Alva y Humberto Raúl Treiyer, se transformaron en destacados escritores.

Los servicios religiosos

Las reuniones espirituales han sido una marca distintiva, ya sea que se hable de los cultos diarios, de las reuniones de oración o de los encuentros sabáticos. Para muchos, los cultos de los viernes tenían un encanto singular. Chicas y muchachos se intercambiaban cartitas y saludos de feliz sábado, prudentemente escondidos dentro de biblias e himnarios. Así lo escribió alguien en 1923: «[…] los más agradables momentos de este día, son aquellos cuando nos encontramos reunidos en nuestra humilde capilla. En cada rostro se ve reflejada una intensa alegría; cada cual se ha engalanado con sus mejores ropas y ha preparado su alma para recibir las verdades que Dios en su bondad nos envía por medio de sus siervos». Además de los servicios regulares de culto y de numerosos eventos religiosos, las dos «Semanas de énfasis espiritual / o de oración» anuales siempre fueron de gran impacto espiritual para todos.

En ese tiempo la comunidad educativa se reunía en el salón de actos del colegio, no lejos de la torre, hasta que se terminó el templo del CAP por 1945-1946 (hoy Salón de los Pioneros). En realidad, ese salón se había pensado como depósito de cereales para el complejo agroindustrial que comprendía la panadería, la carpintería, la torre de agua, el molino harinero y el almacén. Sólo que, a falta de templo, se lo usó provisoriamente como salón de actos e iglesia. En ese local de techo curvo de chapas sin cielorraso y piso de hormigón se hacían programas culturales, bodas, recepciones y cultos, a los que toda la comunidad asistía.

Se sabe que en 1930 existía una capilla de la congregación alemana en el campus del CAP. Dicho templo contó con ventanas ojivales con vidrios de color, bancos de madera largos, un púlpito y un armonio a pedales que la UAP todavía conserva. Al decrecer el número de asistentes de habla alemana en los años 1940, la construcción se donó para transformarse en la biblioteca del CAP (aunque los cultos de los sábados, acompañados con su potente armonio, continuaron celebrándose allí).

El templo del CAP (Salón de los Pioneros) fue diseñado por el constructor Camilo Testoni (1896-1995). La obra era tan imponente que no faltaron quienes pensaban que nunca se llenaría. Antes de poner el piso había que afirmar la tierra, así que para tal fin trajeron una tropilla de caballos para que corran adentro. Dicho templo sirvió durante 50 años, antes que la UAP trasladase su iglesia al Auditorio y en 2012 a su nuevo templo.

La fecha del cumpleaños de la UAP es la misma que la de Libertador San Martín, razón por la cual se organizan eventos y variadas celebraciones. Es un buen momento, sin dudas, para recordar con admiración y sorpresa aquellos tiempos de pioneros.

Dr. Daniel Oscar Plenc

Dir. Centro de Investigación White