23
diciembre 2021

Ruta 40: buscando estar más cerca de Dios

Matheus Gómez está a dos asignaturas de recibirse como Profesor en Enseñanza Primaria, en el Instituto Superior Adventista del Plata (ISAP). Él nos cuenta su experiencia y expectativas para un futuro cargado de compromiso

Este joven tucumano llegó al campus de la Universidad Adventista del Plata (UAP) con el sueño, el objetivo de estudiar el Profesorado de Educación Física. Sus posibilidades financieras lo corrieron de plano, pero, lejos de ceder al fracaso, Matheus dirigió sus pasos por el camino de formarse dentro del área docente, en este caso, por el carril del Nivel Primario. «Aun, ante el nuevo rumbo que tomaron mis planes en ese momento, el dinero no alcanzaba para cumplimentar todo lo que conllevaba formarme como profesor –explica a UAP Noticias Matheus–. Ante tal desconsuelo mi madre me motivó a seguir y, sobre todo, en confiar más en Dios, porque sus planes se cumplen. Trabajé, armé mis bártulos y viajé hasta la UAP con una valija cargada de sueños».

El viaje desde Concepción decantó sus miedos (a lo imprevisible), pero robusteció su confianza en Aquel que todo lo puede, que todo lo sabe. Viendo su trayecto desde aquel arribo a la Universidad, faltando tan poco para alcanzar su título, no es descabellada la pregunta de si está o estuvo arrepentido de aquella decisión, a lo que respondió: «Claro que no, pero cambió mucho ese preconcepto que tenía sobre que los maestros solo cuidaban a los niños y les abastecían de ciertas necesidades –afirmó este estudiante del ISAP–. Cuando naturalicé en mi formación las herramientas pedagógicas propias de esta disciplina pude comprender que la educación es mucho más que enseñar a escribir, a leer o suplir falencias».

Se descuenta lo significante del rol docente en la dinámica del constructo social, pero, cómo mancomunar esta función y la convicción de fe que trae consigo un joven cristiano, a lo que Matheus, reconoció: «El docente habla, se muestra tal como es. Es un referente para sus estudiantes, desde su conducta hasta sus deseos de continuar emprendiendo nuevos desafíos, que lo hagan crecer. Y esto es un ejemplo para todos para desear encontrar la mejor versión de uno mismo».

Matheus no concibe bajar los brazos como respuesta a los desafíos. A modo de ejemplo, y aunque no sabía cómo hacerlo, inició su propio emprendimiento de taller de bicicletas. Fue empleado en la industria alimentaria y cuidó personas mayores. «La idea de arreglar bicicletas fue osada, porque no sabía cómo hacerlo, pero esto no fue una dificultad. A través de YouTube encontré tutoriales que me permitieron construir este pequeño negocio y sustentarme».

Este trajinar le permitió a Matheus a tomar conciencia de muchas cosas, entre ellas: «Me di cuenta de que, durante estos cinco años dediqué mucho tiempo al trabajo y los estudios, esfuerzo que me trajo hasta aquí. Pero también entendí que no entregué a Dios el tiempo que merecía. Y, si hay algo que tengo con Dios es gratitud. Él me bendijo de muchas formas, poniendo personas en mi camino que me sostuvieron en la consecución de este sueño. Llegué con lo justo, y menos, desde Tucumán y, aquí estoy, a punto de obtener mi título. Aunque tuve mis momentos, a punto de perder de vista por lo que vine. No conseguía trabajo y no tenía dinero para continuar con mi carrera. Entonces oré a Dios, hablé con Sandrita (tucumana ella) y con Roxi, ambas componentes del equipo de la Vicerrectoría de Bienestar Estudiantil de la UAP, sobre la posibilidad de conseguir un empleo, lo cual vieron difícil. Aunque me pidieron que volviera a las 14:00, para ver si existía alguna oportunidad. En ese momento que pensaba en volver a mi provincia, era de tarde y ya estaba preparando mis cosas para el retorno, vuelvo en donde Sandra se desempeña y me confirmó que me consiguió un trabajo. Una respuesta de Dios».

 Pero aquí no acaba este derrotero de vida. Por el contrario, este joven tucumano decidió emprender un viaje, en bicicleta y por la Ruta 40, desde la Quiaca hasta Cabo Virgen (más de 5100 Kilómetros). Pero esto no solo será pedalear y observar el paisaje: «Claro está que no. Como mencioné, este viaje es para retomar todo ese tiempo con Dios que no dispensé en este proceso de formación. Es mi forma de decir gracias por todo lo que el Señor me regaló en esta experiencia. Y, en este viaje, compartiré con las personas mi testimonio de cómo Dios actuó en mí vida y distribuyendo libros que acerquen a la gente al Jesús que conozco».

En el recorrido, además, Matheus promocionará la educación integral que ofrece el ISAP y la UAP, acerca de las oportunidades y de cómo no dejarse vencer por la frustración y el desánimo. El 20 de diciembre este joven partió hacia la Quiaca para arrancar esta aventura en la buena compañía de Dios. «Será una linda oportunidad para aprovechar el contexto natural y establecer una relación más íntima con el Señor. Es mi forma de agradecer y servir a otros con mi testimonio».

La Universidad, a través de sus instituciones de los distintos niveles educativos presentes en su campus, invita a sus estudiantes a vivir una experiencia académica, social y espiritual que los forje como leales hijos de Dios, influencers de la vida