9
diciembre 2021

Educar, un compromiso social sine qua non

UAP Noticias dialogó con el Mag. Marcelo Falconier, rector del Instituto Superior Adventista del Plata (ISAP), que funciona en el campus de la Universidad Adventista del Plata (UAP), acerca de lo que dejó el 2021 y sobre las expectativas que trae el año nuevo.

La educación, como valor sustancial de cualquier sociedad, es un fundamento que motiva y genera certidumbre sobre el futuro. ¿Por qué? Sus bondades sostienen la identidad y determinación de las personas para enfrentar los desafíos, adaptándose y sobreponiéndose a las situaciones que se presenten.

El ISAP, como establecimiento de formación docente, concentra en su función la responsabilidad de capacitar docentes, profesionales cuyas competencias respondan a las demandas sociales actuales y que tengan la visión suficiente para proyectarse en un futuro dinámico.

Cercano a finalizar el 2021 y apreciando la capacidad de síntesis del Mag. Falconier, se le consultó sobre el balance que realiza, ya transcurrido un año que trajo sus debates y desafíos, desde la responsabilidad de habilitar docentes en un escenario tan cambiante, a lo que expresó: «Este compromiso del equipo que conforma el Instituto, y que asumimos en cada día, contempla este impacto en la comunidad. Esto se complejiza pensando en los desafíos que se presentan convencionalmente, sumados a los que catalizó la pandemia iniciada en 2020, y donde debemos adherir la posibilidad de la vuelta a la presencialidad, que trajo lo suyo: modalidad híbrida, aforos, trabajo por burbujas, etc. Más allá de todo esto, aprendimos mucho».

En este esquema de ajustes y desajustes, el rector del ISAP afirmó: «Mi primera reflexión se centra en mi gratitud al cuerpo docente, figuras claves en este proceso que completan los alumnos. Mis colegas supieron adaptarse y ser creativos generando nuevos esquemas pedagógicos, buscando otras modalidades desafiando lo tradicional e indagando en otras formas de enseñar y aprender. Y este esfuerzo mancomunado asumió la realidad de que los estudiantes no contaban con un escenario ideal para el aprendizaje, motivado por la falta de recursos tecnológicos, de conexión o la falta de ámbitos físicos, si ruidos, que les permitan desempeñarse eficazmente. Y en este punto se hizo mucho, atendiendo estas cuestiones, solidariamente, tanto la UAP como el ISAP, comprometidos en solventar estas situaciones y favorecer la materialización del proyecto formativo propuesto para este período».  

Pero estas dificultades no amenazaron la prosecución de los objetivos programados: «A pesar de los desafíos, del cansancio evidente del recurso humano y de atenernos al impacto que este proceso tendrá en el futuro, tuvimos un buen año –remarca el Mag. Falconier–. Pensando en alguno de estos factores, las experiencias de aprendizaje, contando el involucramiento del plantel docente y de gestión, este año proveyó de una rica experiencia, de muy buenos resultados, proceso que nos permite en este momento ya estar trabajando en la articulación de este año con el 2022».

En esta instancia de la conversación, preguntamos al rector del ISAP acerca de cuál fue la reacción de los jóvenes que eligieron esta vocación, en este marco tan desafiante, a lo que consignó: «Cada uno de ellos es la razón de ser del Instituto. Y, tal cual pudimos detallar, ellos sufrieron y continúan viviendo el impacto que esta inercia imprevista dejó en cada grupo que compone el proceso educativo. En esa instancia de volver al aula, de comenzar a revivir esta experiencia y, amparados en las normativas preventivas, pudimos generar instancias de socialización propiciadas por encuentros diversos, actividades espirituales, pensando en que, en este período, teníamos estudiantes que en estos dos años era la primera vez que pisaban este campus. Y, en muchos sentidos, esto podemos calificarlo como un renacer».

La formación docente es una empresa que el ISAP lleva adelante con un compromiso social inquebrantable y con la cosmovisión cristiana y de servicio que identifica a esta Casa de altos estudios.