25
marzo 2021

Identificados con cada componente de la familia UAP

El 8 de marzo la Universidad Adventista del Plata (UAP), inició el ciclo lectivo 2021. El Prof. Gabriel Boleas, vicerrector de Bienestar Estudiantil de esta Casa caracteriza estos primeros días del retorno a la modalidad presencial.

Transitando la tercera semana desde el comienzo del cursado académico 2021, la Universidad continúa articulando esfuerzos, desde cada ámbito institucional, para que los estudiantes se formen integralmente, de manera segura y cuidada.

Acerca de este incipiente proceso, UAP Noticias dialogó con el Prof. Boleas sobre los desafíos que propone este contexto para el área que lidera, a lo que respondió: «Pensando en la normalidad de cualquier inicio del ciclo lectivo, siempre es un desafío. Año a año se renueva de manera dinámica. Ahora, volcándonos a este escenario que se suscita desde 2020, es una instancia de reinicio. Desde la burbuja sanitaria que caracterizó a nuestro campus, el año pasado, tuvimos que adaptar este mecanismo a una propuesta presencial y cuidada. Esta complejidad se agudiza al momento de pensar en la vinculación y aceitado que tienen los protocolos internos de la UAP con los que demanda el gobierno desde su estrategia sanitaria preventiva».

Dirigiendo la atención hacia los alumnos que están llegando desde distintos lugares del mundo, el vicerrector de Bienestar Estudiantil manifestó: «En relación con lo dicho, los alumnos internos extranjeros que se llegan hasta la Universidad deben traer con ellos un PCR negativo y, además, realizar un período de diez días de aislamiento preventivo. Este procedimiento se lleva a cabo en alas del campus separadas y acondicionadas especialmente para esto».

Las Residencias Estudiantiles UAP, en la actualidad cuentan con 526 alumnos, sin contar los educandos extranjeros que no han podido ingresar al país por las disposiciones del gobierno nacional o por las normativas que disponen sus países de origen. Con este grupo, el número se elevaría superando los 700 pupilos.

«Esta pandemia nos hizo repensar muchas cosas y, como resultado, nos proveyó de una capacidad de adaptación que desconocíamos –afirma el Prof. Boleas–. Cada etapa se está complementando con la otra y surgen nuevas prácticas sociales, como puede ser el distanciamiento social, el tapa bocas o el constante cuidado de nuestra higiene. Y estas pautas, instaladas en nuestras prácticas sociales, son las que dan valor agregado al cuidado que debemos tener unos con otros. Este es el planteo que abunda en nuestro campus y en las Residencias estudiantiles, y estas pautas son las que nos brindan salubridad y nos permiten conservar la perspectiva que ofrece esta nueva normalidad».

Los estudiantes de cada provincia argentina se llegan hasta la UAP con sus pruebas negativas de COVID-19 y cumplen con los diez días de aislamiento preventivo. «Cada alumno que ingresa a la Universidad deberá contar con una pulsera identificatoria, que manifiesta estar acorde a la normativa protocolar y preventiva que dispone esta Casa –explica el Prof. Boleas–. Además, al momento del dictado de clases, el desarrollo de estas se realiza en espacios dispuestos, cuidados y con el aforo correspondiente. Esto nos provee de un umbral más bajo de contagio de este virus que irrumpió hace un poco más de un año».

Otro actor  en este armado y componente significativo de esta comunidad educativa son los padres. «Cada diálogo que mantengo con ellos, lo hago ubicándome en su lugar de progenitores, a cada alumno lo percibo como si fuera mi propio hijo –consigna el vicerrector de Bienestar Estudiantil–. Y asumo las exigencias de ellos como mías. En cada conversación que mantengo con ellos noto un interés positivo y son aliados a la distancia de cada protocolo y cuidado que se agiliza en este campus. Este apoyo nos motiva y obliga a extremar los cuidados de cada miembro de esta población estudiantil».