29
octubre 2020

«Convergencia»: Trabajo y empeño para servir

«Tengo que agradecerles a mis padres haber tenido la visión de enviar a cada uno de sus cinco hijos al Ceapé, como se conocía el CAP en aquella época. Ellos deseaban que tuviéramos una vida distinta, y ese fue su legado hacia nosotros» Sra. Doris Graf de Giménez

En esta oportunidad, la Sra. Doris Graf de Giménez (93) fue la invitada en la octava edición de “Convergencia”, un ciclo de entrevistas que realiza el Mag Horacio Rizzo a ex alumnos de nuestra Casa. En esta edición vamos a conocer algo del paso por el Colegio Adventista del Plata (CAP hoy Universidad Adventista del Plata) de la Sra. Graf de Giménez, egresada (1949) del CAP y quien, en la actualidad, se encuentra acogida a los beneficios de la jubilación. La entrevistada, enfermera, madre y oriunda de la provincia de Santa Fe, durante esta charla abierta, hizo referencia a hombres y mujeres de esta comunidad educativa que se reflejaron en acciones particulares de su vida y en su profesión. Estas vidas que impactaron la actual profesión de servicio estuvieron marcadas por el trabajo, el compromiso y la solidaridad.

En este diálogo fue consultada sobre su vida antes de su llegada al Colegio. «Mi padre era un hombre muy trabajador, pero vivíamos en un contexto de muchas privaciones y necesidades. Tengo que agradecerles a mis padres haber tenido la visión de enviar a cada uno de sus cinco hijos al Ceapé, como se conocía el CAP en aquella época. Ellos deseaban que tuviéramos una vida distinta, y ese fue su legado hacia nosotros».

El trabajo y esfuerzo fue una constante para Doris, virtud que le permitió alcanzar la profesión de enfermera. «Cuando llegué ingresé a colaborar en la Cocina, para luego desempeñarme en el Autoservicio (más nombrado como el Despacho). Estoy agradecida a Dios por las fuerzas que me regaló durante toda mi vida».

Consultada sobre las actividades que desarrolló en su vocación de servicio, Doris comentó. «Trabajé en Hemoterapia, en la cocina, sirviendo en el comedor y en Hidroterapia. Pasé por muchas labores». Llegado este momento, en la conversación, surge el tema del encuentro con quien sería su esposo. «En 1944 apareció, y le voy a contar un secreto: el llegó el 12 de octubre y, el 28 de diciembre (Día de los Inocentes), nos pusimos de novios. Los dos estábamos en la misma situación, por lo cual debimos trabajar e invertir tiempo en distintas actividades para alcanzar los anhelos». El matrimonio dio como fruto cuatro hijos y siete nietos, de los cuales, algunos pasaron por el campus de esta Universidad, marcados por el legado de sus abuelos. «Espero que sí, cuando llegamos aquí lo hicimos con el sueño de formarnos y servir al Señor, y Dios nos ha bendecido».

Acerca de sus recuerdos por su paso por el CAP, allá por la década del ´40, Doris consignó: «Éramos 27 alumnas internas y 35 muchachos. Y con empeño pudimos cumplir con el sueño de nuestros padres».

Continúe viendo esta entrevista y prosiga con esta rica experiencia de vida y servicio de Doris Graf de Giménez.