4
junio 2020

El Dios que construye muros para proteger a los suyos

El Lic. Fabián Nikolaus es egresado de la UAP y coordinador del hogar «Casa Mía», ubicado en la ciudad de Forlì, en Italia. Él cuenta su experiencia en una región del mundo muy golpeada por el coronavirus y sobre el cuidado de Dios para con este equipo sanitario adventista y los residentes del lugar.

Desde diciembre de 2019, cuando apareció en escena el coronavirus (COVID-19), muchos países debieron enfrentar una situación pandémica sin precedentes, convergiendo en una crisis que afectó no solo el aspecto sanitario, también el económico y social.

Las noticias pivotearon desde oriente a occidente, afectando a cada continente de distintas formas. Los gobiernos del mundo pusieron a prueba su capacidad de administrar y gestionar este contexto, algunos con más eficacia que otros.

En el noreste de Italia, precisamente en la ciudad de Forlì (en cercanías de Bolonia), ubicada en la región Emilia-Romaña, funciona el hogar de ancianos “Casa Mía”, una institución sociosanitaria de la Unión Adventista de este país europeo.

Muchas organizaciones y entidades dedicadas a los adultos mayores se vieron sobrepasados con los efectos mortales del COVID-19, alcanzando cifras alarmantes tanto para la nación itálica como para el mundo. Pero, por la gracia de Dios y el trabajo de un equipo de profesionales dedicados, Casa Mía no tuvo que sobrellevar esta triste situación.

«Este lugar es un geriátrico de la iglesia adventista italiana, que cuenta con 82 camas y que se dedica a la atención de residentes y que dispone, además, de atención de día para los ancianos», explica el Lic. Fabián Nikolaus, coordinador la entidad y egresado de la Universidad Adventista del Plata.

Consultado por UAP Noticias sobre cómo sobrellevaron esta situación presentada por este virus, en una institución con una población de riesgo importante, el coordinador de Casa Mía consignó: «En los inicios estábamos muy preocupados por el panorama que se desarrollaba en el Oriente, y que tenía como actor principal a China; nos encontrábamos ansiosos por el escenario que se anunciaba a causa del coronavirus (la región de Bolonia fue la segunda región más afectada del país). Como equipo sanitario supimos interpretar con anticipación la oleada de contagios, estableciendo una cuarentena semanas antes que el gobierno decidiera lo propio. Sin lugar a duda, esta fue una de las variables que colaboró en que nuestros residentes y personal no tuvieran problemas con este flagelo».

Esta nota discordante en la región, es decir, no tener infectados en un geriátrico de la zona se puede considerar un milagro. «Sí, es claro que fue así –afirma el Lic. Nikolaus–. En los cultos diarios discutíamos entre el equipo y coincidíamos en que Dios había construido un muro de protección ante semejante embate del COVID-19. Y no solo para este hogar de ancianos, también se probó esto en los domicilios y lugares de residencia de los miembros del plantel de Casa Mía. Hasta el día de hoy podemos afirmar con certeza que ni el personal ni los pacientes fueron afectados por este virus. Esto es impensable y no tiene una respuesta lógica comparada con lo sucedido en estas tierras. Entendemos que esto fue un milagro».

Los adultos mayores que viven en esta institución adventista rondan en los 87 años de promedio, contando con personas de más de 90 y hasta de 100 años. Un total de 72 personas componen el equipo de servicio del lugar, entre operadores y voluntarios.

A través del programa UAP Alumni, proyecto que mantiene vivo el contacto de la Universidad con sus egresados distribuidos por todo el mundo, y que genera la posibilidad que estudiantes de esta Casa de estudios puedan desarrollar el voluntariado en distintos países del mundo, ha posibilitado que alumnos de diferentes carreras de la UAP tengan la oportunidad de desarrollar tareas de colaboración y servicio en Casa Mía. «Jóvenes que estudian Teología, Administración, Enfermería, Nutrición, Sistemas e Informática y Comunicación Social han desarrollado distintas experiencias aquí –expresa el Lic. Nikolaus–. Esto ha sido enriquecedor no solo para esta entidad, sino también para cada participante del voluntariado en esta institución que se desenvuelve en Italia, país que conforma la División Intereuropea de la Iglesia Adventista del Séptimo Día».

Al momento de hablar de esta experiencia de estar por casi 10 años interviniendo en este equipo de Casa Mía, lo que le imprimió su preparación universitaria por la UAP y el balance que conlleva esta década de servicio, el coordinador de este hogar de ancianos italiano consignó: «Los primeros días de nuestro arribo, junto a mi esposa, a este lugar nos llenó de mucha ansiedad y expectativas. Aún no entendíamos el propósito que Dios tenía para nosotros. Valoro el paso por la Universidad porque allí acopiamos herramientas técnicas y valores, éticos y morales, que nos proveyeron de lo necesario para afrontar este desafío y ponernos en manos de Dios para que este testimonio prodigue el amor de Dios por todos».

Familiares y autoridades de la ciudad hacen llegar al equipo de Casa Mía la alegría y respeto por la tarea denodada que este grupo de profesionales y voluntarios brindan a este grupo de adultos mayores. «En este momento estamos evaluando las repercusiones de estas primeras etapas de cuarentena y preparándonos para ver qué perspectivas existen para volver a la normalidad ya que, los abuelitos que aquí viven están totalmente aislados de sus afectos, por lo cual estamos estudiando los protocolos y medidas posibles para garantizar una reapertura segura para nuestra comunidad», concluye el Lic. Nikolaus.