23
diciembre 2019

Mirando el futuro con los ojos de Jesús

En nombre de quienes conformamos la comunidad educativa de la UAP queremos saludarlos con el deseo de prosperidad en el nuevo año, con la seguridad de que Jesús nació en este mundo para darnos proyección de eternidad.

Este es un tiempo de reflexión, que nos lleva a reconocer todas las bendiciones recibidas durante el 2019, y nos impulsa a tomar decisiones firmes que nos permitan enfrentar el 2020 con la certeza que Dios estará con nosotros.

Como todos los años de su historia, en 2019, la Universidad enfrentó desafíos y fue su personal el que formó parte activa de las actividades y acciones que se desarrollaron. Por esta razón, queremos decirles ¡muchas gracias! por la labor, por marcar la diferencia en la vida de quienes los rodean: postulantes, alumnos, exalumnos, padres, tutores y compañeros de trabajo.  No debemos olvidar a los que conforman la comunidad, ya que ellos son sensibles a la formación de los alumnos: exalumnos, personal retirado y amigos de la UAP. Gracias por ayudar a que juntos cumplamos con el propósito de formar jóvenes que amen a Dios y deseen servir al prójimo.

Nos gustaría invitarlos a comenzar un nuevo año, teniendo en mente una visión como la de Jesús, en lo que refiere a nuestra relación con los estudiantes, desarrollando tareas que les brinden experiencias para reafirmar sus vínculos en un ambiente agradable, para que encuentren contención y reciban servicios que faciliten el alcance de sus logros. Tenemos el desafío, como institución de educación superior, de ofrecerles herramientas para desarrollar un estilo de vida saludable, por medio de un modelo académico divino y con apoyo espiritual que permita restaurar la imagen de Dios en sus mentes.

Somos conscientes de que mantener nuestro valor de excelencia y servicio nos exige enfrentar nuevos desafíos. Por ello renovamos nuestro compromiso de trabajo y servicio. Trabajamos para que nuestra institución tenga las características de aquel pesebre en Belén: acogedor, suficiente, humilde, lleno de seguridad y amor.

Si nos proponemos dar todo, en un compromiso absoluto con el otro, el milagro de la paz inundará cada espectro de nuestras proyecciones para el futuro.

Nuestro deseo es que Dios, fuente de esperanza, nos llene completamente de alegría y paz, porque confiamos en él (Rom. 15:13).

Con aprecio,

 

Mag. Horacio Rizzo, rector; y vicerrectores UAP