13
junio 2019

Dios proveyó de fortaleza y capacidad a lo largo de todo el camino: el mayor milagro

Durante el acto académico de la primera Graduación 2019 de la Universidad Adventista del Plata, llevado a cabo el sábado 8 de junio, en el Auditorio Mayor de esta Casa de altos estudios, uno de los momentos más emotivos se vivió durante el discurso de Gratitud, que fue brindado por la graduada en la Licenciatura en Comunicación Social, Natasha Melissa Hazevich Mulka.

A continuación, UAP Noticias comparte las ideas vertidas durante esta instancia en este acto tan significativo para la familia de la Universidad:

«Autoridades civiles, eclesiásticas, autoridades y docentes de la universidad, amigos, familiares, estudiantes y graduandos: muy buenas noches para todos y bienvenidos.

En primer lugar, quisiera dar gracias a la universidad por la oportunidad de representar a mis compañeros. No se imaginan, la sorpresa que me llevé, el día que me llamaron para avisarme que había sido elegida para dar este discurso.

Es un gran honor, y todo un desafío para mí, el estar aquí al frente hablando, ya que, aquellos que me conocen saben que hablar en público nunca ha sido uno de mis puntos fuertes, cosa un poco irónica para alguien que se gradúa de comunicación.

También quisiera dar gracias a Dios, ya que de no ser por Él no estaría hoy aquí. Y es que muchas veces no nos damos cuenta, pero las bendiciones que nos regala a diario son incontables, así como también los pequeños milagros que obra día a día en nuestras vidas. Para mí, el mayor milagro es la fortaleza y la capacidad que me dio a lo largo del camino para llegar a este momento.

Algo que no muchos saben, es que tengo Síndrome de Asperger, así que teóricamente, y según las estadísticas, debería haber sido imposible que llegara a graduarme de la universidad en un área como esta, que me apasiona. No voy a negar que hubo situaciones en las que pensé que ya no me quedaban fuerzas, en las que los desafíos parecían mucho mayores a mis capacidades para enfrentarlos. Pero en esos momentos, en los que lo único que quería era darme por vencida, siempre pude encontrar fuerzas en la palabra de Dios y en la oración. Y ese es el punto al que quiero llegar hoy con todo esto, no hay nada que sea imposible para Dios si solo tenemos la fe suficiente, porque Él siempre sabe qué es lo mejor para nuestras vidas. Nuestro trabajo es siempre hacer nuestro mayor esfuerzo dentro de lo posible, y dejar todo aquello que parece inalcanzable en las manos de Dios, porque, a pesar de los obstáculos que se presenten, Él siempre nos va a ayudar a encontrar el camino correcto en la vida.

Y hoy, a pesar de todas las dificultades que cada uno de nosotros tuvo que enfrentar a lo largo de la carrera, podemos decir: lo conseguimos, llegamos a la meta. Ese día de la graduación que tanto anhelábamos y que nos parecía tan lejano, ya llegó, y, antes de darnos cuenta, va a ser un recuerdo más, de los tantos que nos quedan de esta maravillosa etapa. Y es que cuando soñábamos con este momento, como algo que ocurriría en un futuro lejano, lo que no nos imaginábamos era que íbamos a dejar la Universidad con muchísimo más que solo un título.

El camino fue largo, y el recorrido no siempre fue fácil. Vivimos situaciones difíciles y enfrentamos problemas. Algunos nos alejamos de nuestras familias y nuestros países, nos acostumbramos a una cultura nueva, diferente. Y por supuesto, cómo olvidarse, de esos instantes en los que parecía que las horas no alcanzaban para terminar los trabajos prácticos y estudiar para los exámenes, cuando el estrés era tanto que parecía que nos íbamos a quebrar. Pero así también, en este lugar tuvimos momentos inolvidables, vivimos nuevas experiencias, conocimos a personas increíbles, hicimos amigos para el resto de la vida y compartimos tantas risas. Y son todos estos momentos, el estrés y la alegría, las lágrimas y las sonrisas, las noches estudiando hasta tarde y las tardes compartidas con compañeros y amigos. Cada uno de esos momentos, por más insignificantes que parezcan, son los que nos hicieron ser mejores personas, son los que marcaron los primeros trazos de los profesionales que vamos a ser, de los profesionales que ya somos.

No debemos olvidar que tenemos esta oportunidad, no solamente gracias a nuestro esfuerzo y dedicación, sino también gracias a todos aquellos que estuvieron acompañándonos y alentándonos a cada paso del camino. Por eso, en nombre de todos los graduandos quiero agradecer: en primer lugar, a nuestros padres y a las personas que conforman nuestras familias, ya sea por vínculos sanguíneos o por vínculos del corazón, por el amor incondicional que nos tuvieron en todo momento. Por ofrecer siempre esas palabras de aliento, que muchas veces, ni nosotros mismo sabíamos que necesitamos, por alentarnos a perseguir nuestros sueños y por todos los sacrificios que hicieron para que pudiéramos alcanzarlos.

A los compañeros y amigos, por estar a nuestro lado desde el primer momento, compartiendo los buenos momentos, así como también los malos, y por simplemente, hacer más brillantes nuestros días con su amistad incondicional.

También quisiera agradecer a los docentes, por ser nuestros guías y consejeros, por todo el esfuerzo que pusieron en compartir sus conocimientos y experiencias, por el tiempo que nos dedicaron, muchas veces aún fuera del horario de clases, por su exigencia y asesoramiento para hacer de nosotros unos profesionales capaces de enfrentarse al mundo que les espera.

Así también, a todo el personal de la universidad, por todo el trabajo y esfuerzo diario que ponen en hacer de esta institución un lugar en donde los estudiantes puedan encontrar una familia lejos del hogar.

Nos vamos de esta casa de estudios con un sentimiento agridulce, más allá de la alegría que nos embarga por el gran logro que representa, es también una despedida para este capítulo de nuestras vidas que se termina. Un capítulo que se cierra, pero que será siempre recordado con cariño y que llevaremos siempre con nosotros. Porque cada final indica siempre un nuevo comienzo, y hoy comienza la nueva etapa de nuestras vidas, en donde pondremos en práctica: tanto la excelencia profesional que nos transmitió la universidad, como el servicio a Dios y al prójimo. Y es que, estoy segura de que, con Dios de nuestro lado, esta será, tan solo, una de las primeras, de muchas más victorias que nos esperan en el futuro».

Lic. Natasha Melissa Hazevich Mulka –  8-6-2019